DOCENTE: NELLY ORTIZ MUÑOZ GRADO 8
FISIDO Y EL FUEGO
Nunca había
oído llover en esa forma y al comienzo sintió miedo. (Siempre sentía miedo
frente a los fenómenos de la naturaleza). Despertó con la primera detonación
pero solo después de dos minutos
-cuando los
rayos comenzaron a sucederse unos tras otros-, advirtió cómo los truenos
duraban una eternidad recorriendo la selva y tuvo la sensación de que rasgaban
el cielo de punta a punta.
La maloca era
una gran casa circular que terminaba arriba en una especie de ventana (el “umea
wawero”, el fin del universo), por la cual penetraba el resplandor de los
relámpagos. Afuera una cortina de lluvia acribillaba la vegetación con gran
estruendo. Pero pronto dejó de llover y volvió a escuchar dentro de la
maloca el murmullo de voces cerca de los fogones y divisó al fondo las
caras brillantes de algunos indios, bañadas por la luz amarillenta que
despedían las brasas.
Todos eran
descendientes de Ideh Hino, la anaconda serpiente acuática que vino de un orbe
de ultratumba y entró a este mundo por el Jiri-Jirimo, una catarata gigantesca
localizada a dos horas de allí, sobre el río Apaporis. Entonces se transformó
en criatura humana.
Cuando cesó la
tempestad debían ser las tres y media de la madrugada. Sin embargo, vio cómo en
el área de los casados, una mujer comenzaba a soplar el fogón cercano a su
chinchorro y cuando se avivó el fuego, que había permanecido latente desde el
comienzo de la noche, llamó a sus hijos y a su marido y los cuatro colocaron a
la lumbre algunos trozos de carne recién capturada por aquel.
Los indios no
tienen una hora fija para comer. Eso depende del momento en que los peces se
dejen pescar o los animales permitan que los cacen. Y se duerme poco, desde las
primeras sombras, los abuelos hablan con susurros y los niños escuchan
atentamente. De rato en rato, niños y abuelos cabecean , luego dormitan un poco
y cuando el caraño chisporrotea, mueven suavemente la cabeza, se acomodan mejor
en sus chinchorros y unos vuelven a contar y los otros a escuchar.
Aquella noche,
el caraño, un palo aceitoso que permanece prendido cerca del “basá ma”( el
lugar del baile, en el centro del recinto), dejaba escapar un finísimo hilo de
humo que ascendía y se acumulaba en la parte más alta del techo. De allí para
abajo todo era un mundo de sombras y medias luces, perfiles de rostros de
mujeres, hombres, niños al contraluz de sus fogones o siluetas distorsionados
de brazos, manos o cabezas proyectadas sobre el techo y las paredes laterales
por las mismas luces y las mismas sombras.
Y así con
aquella visión inolvidable, esa madrugada pudo entender por fin que para esos
niños y esas mujeres y esos hombres, la maloca no sólo representa un
lugar que los resguarda del clima o es el recinto donde crecen, aprenden
de los abuelos y luego son sepultados, sino algo que simboliza el mundo entero
y la totalidad del cosmos.
Entonces
recordó a Alejandro Huitoto, un hombre pequeño y sabio que había conocido
algunas semanas atrás en el Igará Paraná, banda izquierda del Putumayo, cuando
una noche cerca del fogón les contaba a sus hijos cómo en la época de
antigua, hace mucho tiempo, cuando había muy poquita gente sobre la tierra, los
hombres estaban sin el fuego y pasaban trabajos porque lo poco que comían era
cruda y se privaban de muchas cosas sabrosas y no podían hacer asuntos
importantes por falta de luz , como por ejemplo la cacería del caimán o de
venado por las noches y tenían problemas en el camino porque
algunas veces no veían los obstáculos: palos caídos, chambas, huecos, raíces.
Entonces se tropezaban y se caían y se herían los pies, manos, cabeza.
Entonces un
payé o sea el abuelo jefe, se puso a pensar cómo hacía él para conseguir la
candela. Pensó y pensó y finalmente se le ocurrió llamar a un pariente que
tenía Cara Paraná arriba y que era compadre suyo. Llamó a Fisido
(Fisido
es el nombre que en lengua muinane le damos al picaflor), y Fisido le dijo que
él conocía un abuelo de antigua que era el dueño de la candela, pero que la
mezquinaba mucho y no se la quería entregar a la gente porque no se portaban
bien. Que él iba a hacer lo posible por encontrar esa candela.
Entonces Fisido
se fue a buscarla y cómo ya sabía dónde estaba, voló y voló y voló muchos días
y muchos atardeceres y casi por las noches y en los amaneceres pasó ríos
y lagos y raudales y montañas y valles y tremedales y chuquiales y más
montañas hasta que encontró un río con aguas que tenían un sabor
diferente y allí tuvo que inventarse una trampa porque el viejo era sumamente
astuto: Fisido se convirtió en coquito( la fruta de la palma de chambira) y se
dejó caer en el río, quedó flotando y así pudo viajar. Bajó por el río y bajó y
bajó y bajó y bajó por entre esa selva dando vueltas para un lado y para otro,
hasta que empezó a acercarse a la cueva del viejito que era dueño de la candela
y que la mezquinaba mucho y que vivía solito con su nietecita. El viejo
vigilaba esa candela de día y de noche por las tardes dormía con un solo ojo
porque con el otro estaba pendiente del fogón.
Cuando el
coquito se acercó más a la cueva del viejito y su nietecita. Fisido de
convirtió otra vez en pájaro y por supuesto empezó a chapaliar en el agua y
como no sabía nadar casi se ahoga. Pero eso era lo que él quería, porque la nieta
del dueño de la candela lo vio y lo recogió con mucho cariño y se fue con él
para donde el abuelo y le dijo: “Abuelito, abuelito, mira este pajarito que me
encontré ahogándose en el río. Qué hermosura, que pajarito tan chiquito y
tan lindo. ¿Me das permiso de guardarlo?”. Como el viejo quería mucho a la
niña, le dijo que sí. Y ahí fue cuando dio resultado el truco porque como
Fisido estaba muy mojado y sumamente frío el abuelo le aconsejó a la niña que
lo pusiera junto a la candela para que se calentara y se secara. La niña lo
puso a secar, pero el viejo siempre vigilaba la candela y siempre
vigilaba que no fuera a suceder nada extraño .Pero, al fin y al cabo, la niña
estaba allí y al viejo se le hizo tan inocente el pajarito, descuidó un poco la
vigilancia y se acostó en la hamaca a cantar canciones, que eso es lo que la
gente adulta hace por las tardes para que no se olviden y para que los
niños vayan aprendiendo poquito a poco la historia de ellos.
Entonces,
Fisido medio abrió el ojo y notó que el viejito estaba a medio dormirse, medio
cantando y medio roncando ya, y empezó a tragarse varios tizones encendidos. Y
cuando ya se había tragado varios y estaba bien seco, que se había calentado
otra vez y podía volar sin problemas, levantó y se fue.
Tan pronto
cruzó por la boca de la cueva, el viejo se dio cuenta de lo que le había hecho
y se enfureció mucho pero ya era tarde porque Fisido vuela con mucha rapidez y
se pierde encima del follaje de la selva fácilmente. El viejito salió a cazarlo
con la bodoquera pero, ¿por dónde lo iba a ver? Un pajarito tan diminuto y tan
pequeño…Fisido se le salió por entre los bejucos, por entre las ramas de los
árboles, por entre las hojas y logró perdérsele y agarró por el río arriba y el
llevaba su cuerpo lleno de tizones encendidos y se aguantó y se aguantó.
Otra vez voló y voló muchos días y muchos atardeceres y casi por las noches y
por los amaneceres volvió a cruzar ríos y lagunas y tremedales y
chuquiales y montañas y valles hasta que regresó a donde los
compadres de él y les dijo: “Aquí les traigo la candela y vomitó los
tizones y ya la gente cogió esos tizones con mucho cariño y comenzó a
soplarlos cuidadosamente y a ponerles a los lados el nido de una hormiga que se
llama raya. Esta hormiguita es del aire y construye su nido con una lanita muy
seca y muy limpia que quema fácil. La pusieron ahí y comenzaron a soplar y
soplar hasta que nació la gran candela. La única cuestión que hay es que por
haberse tragado esos tizones encendidos, a Fisido le quedó incendiado el
cogote. Por eso las plumas del picaflor son rojitas en el cuello.
ACTIVIDAD
1. Leer
el anterior cuento.
2. ¿Cuál es el
tema del cuento? Es decir: ¿de qué trata? Redáctelo en dos renglones.
3. ¿Cuáles son
los personajes y descríbalos?
4. ¿Cuál es el
protagonista?
5. ¿Dónde se
desarrollan los hechos?
6. ¿Cuál es el
tiempo?
7. Elabore
el argumento Tenga en cuenta los tres momentos (iniciación, nudo y desenlace).
8. ¿Qué género literario emplea el escritor?
9. ¿Cuál es la enseñanza?
10. Consulte el vocabulario desconocido.
Payé Acribillaba Picaflor
Tizones Caraño Detonación
11. En la
siguiente sopa de letras encontrarás palabras sinónimas ubícalas
con sus respectivos sinónimos.
Carbón viejo
tiro tizón
Leño madero detonación
Partículas
Veterano
gigantesco estallido disparo
Anaconda Chapalear
Payé Acribillaba Picaflor
Abuelo Enorme
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