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domingo, 6 de febrero de 2022

La descripción

  

¿Sabes describir a una persona?

¿Sabes qué es un retrato?

 ¿Sabes hacer una etopeya?

¿Sabes qué es una prosopopeya?

1.      LA ETOPEYA

 

Hay muchas maneras de describir una persona, como puntos de vista e intenciones. Cuando se describen sentimientos, creencias, virtudes, defectos y en fin todo lo que conforma la personalidad estamos haciendo una etopeya.

 

La palabra etopeya, viene de las raíces griegas:

      ETHOS 

significa costumbre ,base de la palabra ética

            POICO

significa describir

 

Por lo tanto, en retórica antigua la finalidad de la etopeya era:

 

la descripción de los rasgos éticos y morales de una persona; actualmente, la etopeya puede estar compuesta por otros rasgos de la personalidad, tales como la manera de ser, la manera de ver la vida, las costumbres, las diferentes actividades, las actitudes, los sentimientos, y en fin todo lo que nos parezca o llame la atención de las personas.

 

¿CÓMO HACER UNA ETOPEYA?

Para escribir una etopeya se debe tener en cuenta:

1. La forma. La estructura formal de una etopeya es similar a la de cualquier descripción.es decir en una etopeya debe aparecer claramente:

 

  • El punto de vista desde donde se hace la descripción y, como consecuencia, una unidad en el uso de los pronombres. Redactar en tercera persona cuando se habla del personaje o primera persona yo, cuando habla de si mismo.
  • La organización de los datos, es decir, la definición de los criterios para jerarquizar los rasgos de la persona sobre la cual se hace la etopeya. Por ejemplo, si comienza por los rasgos generales hacia lo particular. Es decir, se comienza por los hábitos corrientes de la persona, para luego describir los rasgos particulares, como el gusto específico por una comida.

2. El contenido. Lo que permite que una etopeya sea interesante. Por lo tanto, es importante conocer los diferentes rasgos que se deben tener en cuenta para hacer una etopeya. Tales como:

  • Manera de ser. Incluye las características que definen la persona en su actitud frente a la vida. Así, por ejemplo, decimos es una persona agradable, alegre, apacible, dulce, etc...
  • Valores éticos: Incluye aspectos de comportamiento moral y ético de una persona. Adjetivos como responsable, tolerante, puntual, honesto.
  • Gustos y costumbres. Incluye tanto los rasgos referentes a costumbres y gustos que definen su individualidad. Así, por ejemplo, una sociedad es fiestera, alegre, abierta, etc. pero una persona de esa sociedad, puede no tener esas costumbres de ir a fiestas

Ejemplos de Etopeya

La profesora es una mujer paciente, dedicada y empeñada en cada uno de sus alumnos. Nunca se ha visto enojada o pierde la cordura, a pesar que los alumnos a su corta edad suelen ser impacientes y majaderos. Ella siempre gustosa cambia esos modeles por una educación de calidad. Es la primera en llegar a su salón de clases y la ultima en retirarse. Ahora que soy adulto cómo recuerdo a mi maestra amorosa! En mi vida tuve muchos maestros pero ninguna como ella”.

 

La Etopeya pertenece al grupo de figuras de pensamiento.


Originalmente, los griegos la usaban solo para describir los rasgos éticos y morales aunque ahora también se usa para describir los rasgos de la personalidad. Suele emplear la estructura de diálogo o monólogo.

No debemos confundir la etopeya con las figuras de prosopografía y retrato: 


v  La Prosopografía describe los rasgos externos o físicos de una persona

v   La Etopeya describe los rasgos internos o psicológicos de una persona

v   El Retrato describe los rasgos externos (físicos) e internos (psicológicos)

Autorretrato es la descripción que hace una persona de si misma.

Caricatura es un retrato donde se deforman o exageran las características de una persona.


  Topografía  es la descripción de lugares o sitios geográficos.   


Existen descripciones técnicas y descripciones literarias. Las técnicas son aquellas  que se emplean en las enciclopedias y las literarias como la etopeya, prosopografía, el retrato, el autorretrato, la caricatura. 

                                           

                                                    ACTIVIDAD



1. Elabora una etopeya, una prosopografía,  y un retrato como trabajo final  de una persona que más quiera.


2. ¿Cuál es la diferencia entre las tres descripciones?


3.Identifique la clase de descripción, dentro del paréntesis.


1.  Felipe II fue un débil con poder, un hipocondriaco inexpresivo y taciturno, distante y frío, terriblemente indeciso y muy tímido, aunque estuviera investido de todo el poder del mundo. No deja de ser curioso que este hombrecillo, siniestro por muchas vueltas que se le dé, y llamado con evidente desacierto “el rey prudente” por historiadores aduladores, haya tenido siempre sus partidarios, que lo ha identificado con la íntima esencia de España. […] Era un burócrata, un hombre gris (aunque prefería el negro, color que desde entonces fue imitado por la corte).

Historia de España contada para escépticos, Juan Eslava Galán  (                                            )

2. El tío Lucas era más feo que Picio. Lo había sido toda su vida, y ya tenía cerca de cuarenta años. Sin embargo, pocos hombres tan simpáticos y agradables habrá echado Dios al mundo. Prendado de su viveza, de su ingenio y de su gracia, el difunto obispo se lo pidió a sus padres, que eran pastores, no de almas, sino de verdaderas ovejas. […] 

Lucas era en aquel entonces, y seguía siendo en la fecha a que nos referimos, de pequeña estatura (a lo menos con relación a su mujer), un poco cargado de espaldas, muy moreno, barbilampiño, narigón, orejudo y picado de viruelas.—En cambio, su boca era regular y su dentadura inmejorable. Dijérase que sólo la corteza de aquel hombre era tosca y fea; que tan pronto como empezaba a penetrarse dentro de él aparecían sus perfecciones, y que estas perfecciones principiaban en los dientes. Luego venía la voz, vibrante, elástica, atractiva; varonil y grave algunas veces, dulce y melosa cuando pedía algo, y siempre difícil de resistir. Llegaba después lo que aquella voz decía: todo oportuno, discreto, ingenioso, persuasivo… Y, por último, en el alma del tío Lucas había valor, lealtad, honradez, sentido común, deseo de saber y conocimientos instintivos o empíricos de muchas cosas, profundo desdén a los necios, cualquiera que fuese su categoría social, y cierto espíritu de ironía, de burla y de sarcasmo, que le hacían pasar, a los ojos del Académico, por un D. Francisco de Quevedo en bruto.   Tal era por dentro y por fuera el tío Lucas.   El sombrero de tres picos, Pedro Antonio de Alarcón  (                             )

3.  Este que ves aquí, de rostro aguileño, de cabello castaño, frente lisa y desembarazada, de alegres ojos, de nariz corva aunque bien proporcionada, las barbas de plata, que ha veinte años fueron de oro, los bigotes grandes, la boca pequeña, los dientes no crecidos, porque no tiene sino seis, y éstos mal acondicionados y peor puestos, sin correspondencia los unos con los otros; el cuerpo entre dos extremos; ni grande ni pequeño, la color viva, antes blanca que morena; algo cargado de espaldas y no muy ligero de pies; éste digo que es el rostro del autor de Galatea y de don Quijote de la Mancha, y del que hizo el Viaje del Parnaso, a imitación del de César, Caporal Perusino, y otras que andan por ahí descarriadas y quizá sin el nombre de su dueño, llámase comúnmente. Miguel de Cervantes Saavedra. Fue soldado muchos años, y cinco y medio cautivo, donde aprendió a tener paciencia de las adversidades, perdió en la batalla naval de Lepanto la mano izquierda de un arcabuzaso, herida que, aunque parece fea, él la tiene por hermosa por haberla cobrado en la más memorable y alta ocasión que vieron los pasados siglos ni esperan ver los venideros, militando debajo de las vencedora banderas del hijo del rayo de la guerra, Carlos V.

Miguel de Cervantes  (                                   )

4.      Érase un hombre a una nariz pegado,                                           érase una nariz superlativa,                                                          érase una alquitara medio viva ,                                                  érase un peje espada muy barbado.                                           Era un reloj de sol mal encarado,                                                 érase un elefante boca arriba,                                                 érase una nariz sayón y escriba,                                                   Érase un espolón de una galera,                                                érase una pirámide de Egipto,                                                      las doce Tribus de narices era.                                                Érase un naricísimo infinito,                                                        frisón archinariz, caratulera                                                 sabañón garrafal, morado y frito.   

                                                                                       Quevedo   (                                     )

 .  

5.  

¡Ancha es Castilla! y ¡qué hermosa la tristeza reposada de ese mar petrificado y lleno de cielo! Es un paisaje uniforme y monótono en sus contrastes de luz y sombra, en sus tintas disociadas y pobres en matices.
Las tierras se presentan como en inmensa plancha de mosaico de pobrísima variedad, sobre el que se extiende el azul intensísimo del cielo. Faltan suaves transiciones, ni hay otra continuidad armónica que la de la llanura inmensa y el azul compacto que la cubre e ilumina.
No despierta este paisaje sentimientos voluptuosos de alegría de vivir, ni sugiere sensaciones de comodidad y holgura concupiscibles: no es un campo verde y graso en que den ganas de revolcarse, ni hay repliegues de tierra que llamen como un nido.
No evoca su contemplación al animal que duerme en nosotros todos, y que medio despierto de su modorra se regodea en el dejo de satisfacciones de apetitos amasados con su carne desde los albores de su vida, a la presencia de frondosos campos de vegetación opulenta. No es una naturaleza que recree al espíritu.
[…] No hay aquí comunión con la naturaleza, ni nos absorbe ésta en sus espléndidas exuberancias; es, si cabe decirlo, más que panteístico, un paisaje monoteístico este campo infinito en que, sin perderse, se achica el hombre, y en el que se siente, en medio de la sequía de los campos, sequedades del alma […]

 

(                                         )

Miguel de Unamuno.


Era joven, bonitilla, esbelta, de una blancura casi inverosímil de puro alabastrina; las mejillas sin color, los negros ojos más notables por lo vivarachos y luminosos que por lo grandes; las cejas increíbles, como indicadas en arco con la punta de finísimo pincel; pequeñuela y roja la boquirrita, de labios un tanto gruesos, orondos, reventando de sangre, cual si contuvieran toda la que en el rostro faltaba; los dientes, menudos, pedacitos de cuajado cristal; castaño el cabello y no muy copioso, brillante como torzales de seda y recogido con gracioso revoltijo en la coronilla. Pero lo más característico en tan singular criatura era que parecía toda ella un puro armiño y el espíritu de la pulcritud, pues ni aun rebajándose a las más groseras faenas domésticas se manchaba. Sus manos, de una forma perfecta —¡qué manos!—, tenían misteriosa virtud, como su cuerpo y ropa, para poder decir a las capas inferiores del mundo físico: la vostra miseria non mi tange. Llevaba en toda su persona la impresión de un aseo intrínseco, elemental, superior y anterior a cualquier contacto de cosa desaseada o impura. De trapillo, zorro en mano, el polvo y la basura la respetaban; y cuando se acicalaba y se ponía su bata morada con rosetones blancos, el moño arribita, traspasado con horquillas de dorada cabeza, resultaba una fiel imagen de dama japonesa de alto copete. Pero ¿Qué más, si toda ella parecía de papel, de ese papel plástico, caliente y vivo en que aquellos inspirados orientales representan lo divino y lo humano, lo cómico tirando a grave, y lo grave que hace reír? De papel nítido era su rostro blanco mate, de papel su vestido, de papel sus finísimas, torneadas, incomparables manos.

   Tristana, Benito Pérez Galdós   (                                )